Muchos llaman a la Cerámica Granadina, Cerámica de Fajalauza, sin embargo, esto es un error. Son varios los pequeños talleres en Granada que, generación tras generación, trabajan el arte de esta bella tradición.
Cerámica Granadina de origen cristiano en sus formas, pero que su manera de trabajo es completamente árabe, mudéjar o morisca.
La Cerámica Granadina auténtica para que pueda llamarse así debe de reunir varias características muy precisas. Principalmente, una mezcla de herencia islámica en la forma de trabajarla que sumado a las técnicas foráneas de Granada dan fruto a piezas únicas de arte mudéjar. Piezas en las que se encuentran ciertas influencias renacentistas castellanas.
Un método y estilo casi intacto.
Piezas artesanales que en sus orígenes nacían de la mezcla de arcilla obtenida en la Fuente del Moro, junto al Camino Viejo del Fargue, que eran mezcladas con tierra más fuerte procedente del rio Beiro. Poco a poco esto fue evolucionando adaptándose a los nuevos tiempos e incorporando sistemas de trabajo más eficientes. Ejemplo de ello lo vemos con la incorporación de la electricidad y el gas, dejando atrás los ya conocidos hornos de leña.
No es de Fajalauza, es Granadina | Algo único y diferente
Al principio, la Cerámica Granadina se caracterizaba por su espontaneidad, sencillez, pinceladas gruesas con intensos tonos azules, verdes y con motivos vegetales que lo adornan. Creando formas de vajillas de uso domestico como son las fuentes, platos, azulejos e incluso placas de señalización que perduran hoy día en nuestras calles.
Todo ello fruto de la inspiración de nuestros artesanos, quienes hacen de esta cerámica algo muy especial, alejándose de lo habitual y que se guían por la tradición.