En España se sigue elaborando cerámica popular con procedimientos que suelen ser tradicionales y sencillos. La historia de la cerámica es común en la mayoría de talleres que aún existen, manteniendo algunas características propias que diferencian de un lugar a otro.
El término «cerámica» a veces se confunde con «alfarería», aunque el primero es más amplio, incluye parte del segundo hasta cierto punto. Para hablar un poco sobre este conocido tema, debemos de tener en cuenta los tres aspectos básicos de la alfarería; la arcilla, el torno y la cocción.
El comienzo de su historia
La cerámica aparece en el periodo Neolítico. Teniendo noticia de las primeras mesas o tornos movidos a mano 2.000 años a. J.C., apareciendo dos siglos antes de la era cristiana el torno de pie que aprovecha la fuerza centrifuga para el trabajo. Este torno es el que subsiste en España en la actualidad. Destaquemos que en algunos centros españoles se sigue utilizando el torno o mesa de mano igual que en la prehistoria.
Durante los ocho siglos de presencia árabe en España, se elaboró, tanto en los territorios árabes como en los cristianos, una Cerámica de gran nivel que influyó en la producción de todos los alfares peninsulares y europeos.
Los procedimientos cerámicos, básicamente importados de Oriente, presentaron adelantos tecnológicos decisivos, como por ejemplo el esmalte blanco de estaño, el dominio absoluto de las técnicas de cocción y el reflejo metálico.
¿De qué trata el reflejo metálico?
El reflejo metálico es una fina película de partículas metálicas que se forma sobre el vidriado cerámico y en el caso de Manises, tradicionalmente, sobre un esmalte de plomo y estaño.
En España la cerámica arquitectónica tendrá un papel muy importante tanto en funciones estructurales como decorativas e higiénicas. Sin ninguna duda, el gran protagonista es el azulejo que es asimilado por los reinos cristianos y aparece en el arte mudéjar.
El esmalte cerámico y la decoración dan a los azulejos su belleza y las características técnicas superficiales deseadas. En el caso de los revestimientos cerámicos la impermeabilidad, resistencia a los detergentes, etc., y en el caso de los pavimentos cerámicos su resistencia a la abrasión, resistencia a los ácidos, resistencia al rayado, etc.
Tradicionalmente el azulejo ha sido fabricado siguiendo métodos diferentes y mediante un proceso prácticamente manual. A partir de los años sesenta, se ha ido automatizando y los métodos se han unificado bastante.